El Árbol del Latido

Este es el árbol que germinó desde un recuerdo sagrado. Un garrofero, un niño, una familia, cinco ramas unidas por un círculo, y un padre que aún vive en su memoria. El Árbol del Latido representa el eje de conexión entre la infancia, la conciencia, y la expansión del ser.

Como toda semilla, fue plantada en tierra fértil: una pregunta sobre el amor platónico, una conversación sincera, y una visión compartida. A partir de ahí, ramificó sin detenerse, dando fruto en cada hexagrama, en cada símbolo, en cada acto de creación.

En sus ramas habitan los cinco hijos, como ideas que florecen desde un mismo centro. El árbol no busca crecer en línea recta: busca rodear el cielo con su sombra y alcanzar el corazón de quien lo contempla.

Todo lo que alguna vez fue amado, sigue vivo.